martes, 11 de septiembre de 2018

Cosmogénesis

Pulpa integral, circular respiración. Una moción errática y brota un centro, origen de toda infinita expansión. Esta eclosión es el Espacio, Inau. Mas, tras cada oscilar de Inau, un hito se ha de cristalizar; esta historia es el Tiempo, Oman. Ahora se existe, pasado, futuro y presente. 
La cúpula inquieta, la intersección entre las dos serpientes, es el hogar de una frágil existencia: la blanda evolución de la pulpa. Solo en ese momento, cuando la carne del fruto se diseminaba en el entramado tiempo-espacio, es que las semillas exhumaron su letargo. Una placenta que se cultiva a sí misma, que se consume y se recompone es el Universo, Öm-Xantii.
(...)
En un presente a una inconmesurable distancia del origen se puede observar cómo, aun a estas alturas, en el comienzo destella con variado colorido una explosión de existencia. El pulido corazón de mineral que posee aquel híbrido en el pecho, cuya concavidad apunta precisamente el centro de Öm Xantii, refleja con claridad las semillas del comienzo en su brotar colorido, llenando de raíces luminosas la cúpula de inagotable crecimiento. 
El híbrido, cuyo cuerpo metálico se oxida, cuya oxidación metálica se desintegra en arena solar, cuya tierra astral sostiene raíces terrestres, raíces que sostienen pulmones verdes. Pulmones verdes que alimentan bellas flores. Flores que dan comienzo a la vida en todas sus formas. Flores que rodean aquel hito llamado cuerpo que replica sin peso la historia del comienzo.

lunes, 18 de junio de 2018

Insípido uróboro marítimo armónico

Quince flautas enérgicas, hechas de hueso pulido con vida gruesa y arena sana. Cuatro de ellas recitaban la frase más bélica del viento, las once restantes hablaban sobre el equilibrio del cuerpo.

Una cosmogonía infinita e imaginaria hubo de sembrar un sueño, una vez hace millones de años, en el la hondonada más abrigada de mi ombligo. Desde entonces, hongos y musgos se han encargado de colonizar cada escama humana que me compone. Uno a uno, los planetas fueron derrotados por la energía; por donde se mirase había una profunda selva, xérica o umbría. En mis mejillas pintorescas se reflejaba el rubor del calor, aquel que mantiene mi vida atenta como fruto del arte, como seudópodo de Gaia, como el guerrero pastoril de mi historia, como el mejor amigo de mi sombra, mi locura, mi soledad, mi tristeza, mi particularidad, mi individualidad, mi corporalidad.

Yama, pureza de mente. El caos radicular cuyo nido se extiende en todo mi cóncavo cráneo ha migrado al resto de mi cuerpo.

Niyama, pureza de cuerpo. El orden radicular cuyo nido es el sol de mi vientre se erige hacia el norte.

Pranayama, la respiración. El prequeño brote de consciencia bate sus hojas, se refresca con la lluvia, medita con lágrimas, sonríe al sol, se endurece ante el viento y su haliento.

Tres grandes vinieron desde el crepúsculo de mi cosmogonía. Trajeron habladurías, palabras de incienso, un montón de imagos de polilla y también hierbas emenagogas. Había en sus facciones una ternura remota que, al parecer, no es más que la proyección de un futuro superior. La selva no posee tiempo y por ello encursionó hacia mi presente temporal para tenderme una rama de ayuda... y una piramidal infrutescencia de suculencia orquídea y ocre.

jueves, 10 de mayo de 2018

Tizanas, néctares y humores

Raag Aasaawari: de escencia intensa y esotérica, poco definible, propio de la escencia (rasa) del amor (Shringara).


Paisaje interno, metáfora de lo cierto y lo abstracto;
imaginaria materia, luz-moción creativa.
Pero el color brota en el vértice del rayo luminoso,
se dislumbra entonces el molde invisible,
aquello palpable, pero indefinible.

Brotan berbenas espinosas, praderas atestadas de parvas matizadas.
Desde un montículo efímero y con una visión improbable
proyecto mi mirada hacia todos los horizontes
y para mi sorpresa, en un reflejo imaginario de mi cuerpo,
es que habita un universo encontrado y perdido,
el remoto universo que habita dentro mío.

Dos peces, escindir y atender.
Sus escamas son pulidas por el aire y por el agua,
nadan entre corrientes marinas y aéreas.
Simbiosis,hay nubes y ballenas, corales y semillas.
Se subleba agua fresca, libre de minerales;
nutre el humor ventoso del cielo.
Siendo uno, en vívida neblina, se han ofrendado a la pared de mi consciente.
Aquel acantilado pétreo se ruboriza ante la bruma.

A la altura de mi pradera, en el borde de mi acantilado,
sostenido por mi roca, borracho de mi marino aliento;
aquí, sosteniendo un brebaje de mis tostadas bayas,
aquí, encantando mi vista táctir en la forma de mis nubes.
Aquí adentro sólo hay un reflejo.
Cada imaginaria forma es sólo una apreciación,
una consecuencia de una acción. Una acción que no es mía,
una acción que no soy yo.

Exhalo, vuelvo a la atención. He cruzado la cueva estrella;
aquel desfiladero que siembra en la utopía de mi corazón.
Estoy en la atención, soy en la atención.
Estoy en la ciudad, que parece no ser tan concreta.
Hay en la humanidad tanta más imaginación:
en las pirámides humanas, en la verde obseción,
en las estructuras anticuadas, en el ansia diferenciador.
Tanta más imaginación, gris y cruda,
tanto hambre desconocido, por desconocer-se.
No hay carne sin semillas, ni calor sin amor;
no hay hueso sin hojas, ni amor sin frutos.

En la atención soy un acción, aquí afuera soy un reflejo;
soy la convergencia de tantos rayos, la luz digerida y hecha comida.
En el concreto de la ciudad estoy, concreto que es piedra molida,
piedra de las más bellas montañas, del único planeta que he habitado.
Planeta hecho de estrellas molidas del único universo que he habitado.
'Universo', resultado de mi interpretación consciente,
resultado de mi experiencia sensitiva,
resultado de mi voluntad interna.

En este escenario imaginario, que varía según la perspectiva
prefiero reflejar lo concreto de las vivas montañas y las vivas praderas,
los vivos bosques con sus vivos residentes,
los vivos humanos, sus vivas emociones.
Y en lo concreto me encuentro, describo esta mismísima mañana.
Si le pongo consciencia y atención, me encuentro con una onírica mañana.
Mi presente es reflejo, del reflejo que soy;
soy un filtro de todos los rayos que se reflejan al interior de la cúpula cósmica:

- Un amor completo, antes relatado por los sueños, ahora rectificado por el sistema inmune de tu cuerpo y mi cuerpo.
-  Un brebaje caliente de semillas: aquellas venidas de vainas africanas y aquellas vainas venidas de la India, la genética de Asia y Etiopía se han filtrado por la manoseada agua que la cordillera mineral y nodriza provee.
 - Mi deber como célula del planeta, en sanar su piel descubierta, en abrigar su tierra del invierno, en humectar su tierra en verano, en limpiar el aire que mantiene vivos a quienes sembrarán sobre su cuerpo un abrazo.

Paisaje externo, reflejo de lo cierto y lo abstracto.

martes, 6 de marzo de 2018

En mi pradera brota la realidad

He construído mi panal en el centro de una pradera. El cielo me dice día a día que la metáfora sólo se cultiva de noche, que las estrellas llueven luces; que cuando tengo el tiempo y la instancia, la metáfora es la herramienta. Mas el día me trae novedades, con rayosfríos y cálidos me atrae a la acción; el día me recuerda el viento y el mar que cerca y lejos están. El día me dice que la acción, el instinto y la razón son una triada que en harmonía deben estar; tal como cada una de las paredes de mi panal.

Y la metáfora le dice cuerpo, y la realidad brota en el cuerpo. He de hablar con claridad, he de sembrar planetas en mi piel oscura. He de cosechar palabras de mi imaginario, caminar hasta el borde de la pradera y allí ver cómo brota la realidad: hay corazones vivos, latientes, sintientes.