jueves, 10 de mayo de 2018

Tizanas, néctares y humores

Raag Aasaawari: de escencia intensa y esotérica, poco definible, propio de la escencia (rasa) del amor (Shringara).


Paisaje interno, metáfora de lo cierto y lo abstracto;
imaginaria materia, luz-moción creativa.
Pero el color brota en el vértice del rayo luminoso,
se dislumbra entonces el molde invisible,
aquello palpable, pero indefinible.

Brotan berbenas espinosas, praderas atestadas de parvas matizadas.
Desde un montículo efímero y con una visión improbable
proyecto mi mirada hacia todos los horizontes
y para mi sorpresa, en un reflejo imaginario de mi cuerpo,
es que habita un universo encontrado y perdido,
el remoto universo que habita dentro mío.

Dos peces, escindir y atender.
Sus escamas son pulidas por el aire y por el agua,
nadan entre corrientes marinas y aéreas.
Simbiosis,hay nubes y ballenas, corales y semillas.
Se subleba agua fresca, libre de minerales;
nutre el humor ventoso del cielo.
Siendo uno, en vívida neblina, se han ofrendado a la pared de mi consciente.
Aquel acantilado pétreo se ruboriza ante la bruma.

A la altura de mi pradera, en el borde de mi acantilado,
sostenido por mi roca, borracho de mi marino aliento;
aquí, sosteniendo un brebaje de mis tostadas bayas,
aquí, encantando mi vista táctir en la forma de mis nubes.
Aquí adentro sólo hay un reflejo.
Cada imaginaria forma es sólo una apreciación,
una consecuencia de una acción. Una acción que no es mía,
una acción que no soy yo.

Exhalo, vuelvo a la atención. He cruzado la cueva estrella;
aquel desfiladero que siembra en la utopía de mi corazón.
Estoy en la atención, soy en la atención.
Estoy en la ciudad, que parece no ser tan concreta.
Hay en la humanidad tanta más imaginación:
en las pirámides humanas, en la verde obseción,
en las estructuras anticuadas, en el ansia diferenciador.
Tanta más imaginación, gris y cruda,
tanto hambre desconocido, por desconocer-se.
No hay carne sin semillas, ni calor sin amor;
no hay hueso sin hojas, ni amor sin frutos.

En la atención soy un acción, aquí afuera soy un reflejo;
soy la convergencia de tantos rayos, la luz digerida y hecha comida.
En el concreto de la ciudad estoy, concreto que es piedra molida,
piedra de las más bellas montañas, del único planeta que he habitado.
Planeta hecho de estrellas molidas del único universo que he habitado.
'Universo', resultado de mi interpretación consciente,
resultado de mi experiencia sensitiva,
resultado de mi voluntad interna.

En este escenario imaginario, que varía según la perspectiva
prefiero reflejar lo concreto de las vivas montañas y las vivas praderas,
los vivos bosques con sus vivos residentes,
los vivos humanos, sus vivas emociones.
Y en lo concreto me encuentro, describo esta mismísima mañana.
Si le pongo consciencia y atención, me encuentro con una onírica mañana.
Mi presente es reflejo, del reflejo que soy;
soy un filtro de todos los rayos que se reflejan al interior de la cúpula cósmica:

- Un amor completo, antes relatado por los sueños, ahora rectificado por el sistema inmune de tu cuerpo y mi cuerpo.
-  Un brebaje caliente de semillas: aquellas venidas de vainas africanas y aquellas vainas venidas de la India, la genética de Asia y Etiopía se han filtrado por la manoseada agua que la cordillera mineral y nodriza provee.
 - Mi deber como célula del planeta, en sanar su piel descubierta, en abrigar su tierra del invierno, en humectar su tierra en verano, en limpiar el aire que mantiene vivos a quienes sembrarán sobre su cuerpo un abrazo.

Paisaje externo, reflejo de lo cierto y lo abstracto.

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